Los gobiernos Nacionalistas Populares en América Latina

En la entrega de la semana anterior se examinaron en forma suscinta el nacionalismo popular en México y en Brasil, a través del cardenismo y el varguismo. En esta presentación se abordará el caso de Guatemala y Colombia.

En la foto: Izquierda: Jacobo Arbenz, Guatemala / Centro: Jorge Eliecer Gaitan, Colombia / Derecha: Folleto de la La reforma agraria

El gobierno popular de Arbenz en Guatemala y el intervencionismo norteamericano

Las experiencias nacionales y populares latinoamericanas se desarrollaron en el contexto de la guerra fría que protagonizaron la Rusia Soviética y los Estados Unidos.

Guatemala es un ejemplo claro del celo con el que Estados Unidos defendió sus intereses aplicando una política intervencionista con capacidad de derrocar gobiernos populares democráticamente elegidos, que al entender del Departamento de Estado ejercían efectos negativos para sus intereses hemisféricos, pero que además afectaban la libertad comercial hegemónica de una de sus grandes empresas, la United Fruit Company, conocida también como UFCO.

El gobierno de Jacobo Arbenz marcó un importante hito dentro de los movimientos nacionales de vocación popular con participación directa de miembros de las fuerzas armadas de extracción nacionalista. Entre los antecedentes profesionales de su carrera militar, Jacobo Arbenz se destacó por haber tenido un brillante desempeño. Participó activamente de la revolución del 20 de octubre de 1944 liderada por el pueblo guatemalteco, el cual se movilizó a través de organizaciones de trabajadores, estudiantes y maestros, bajo la conducción de militares nacionalistas. Ese movimiento derrocó el gobierno del general Federico Ponce Valdés y de ese modo se ponía fin a una era caracterizada por el autoritarismo, que directamente representaba los intereses de una oligarquía criolla fuertemente asociada a una burguesía con raíces europeas vinculada a la producción del café y a la agroexportación. En el proceso de apropiación y concentración de tierras habían despojado comunidades completas de indios, expulsándolos de sus tierras comunales y esas comunidades sojuzgadas fueron obligadas al trabajo servil en las haciendas cafetaleras y bananeras. Todo ello al amparo de leyes despóticas como el Reglamento de Jornaleros, la Ley de Vagancia y a Ley de Vialidad. Este proceso se impuso de manera sumamente violenta y mediante la práctica masiva de un terrorismo de estado, que generó fuertes tensiones entre gobiernos representativos de los intereses de los poderosos y el pueblo guatemalteco. La producción de la banana estaba totalmente controlada por la United Fruit Company (UFCO) , empresa de capitales norteamericanos que disponía de más del 50 por ciento de las tierras cultivables del país y que solamente explotaba un porcentaje mínimo de las mismas. El dominio de la UFCO se extendía al campo de los ferrocarriles a través de una de sus empresas subsidiarias, IRCA ( International Railways Central America), ejerciendo control sobre un trazado bioceánico; la generación de electricidad, la telefonía y los telégrafos, gozando de exenciones impositivas formidables y con capacidad de explotar la mano de obra indígena en condiciones cercanas a la servidumbre.

Ese modelo de explotación despótico provocó una enorme acumulación de tensiones sociales, que en 1944 explotaron a través de una amplia movilización de los sectores populares, los cuales obtuvieron el apoyo del ejército que abiertamente defendían los intereses nacionales sistemáticamente pisoteados y además simpatizaban con la causa popular de los oprimidos.

El derrocamiento del gobierno de Federico Ponce Valdés dio lugar al comienzo de una transformación democrática mediante la reforma de la Constitución.

Seis años más tarde, Jacobo Árbenz ganó las elecciones de 1950. Contó con el apoyo de los partidos Renovación Nacional y Acción Revolucionaria de la Capital y el Partido Integración Nacional de Quetzaltenango.

Llegó al gobierno en elecciones en las que recibió el activo apoyo de sectores obreros, los campesinos, los maestros y los estudiantes.

El núcleo de su gobierno fue la puesta en práctica de la reforma agraria y esa iniciativa fue la que encendió todas las luces de alarma en los latifundistas, así como de la empresa norteamericana UFCO que ejercía un enorme poder económico y político.

En una primera etapa, el gobierno de Arbenz impulsó medidas orientadas a instaurar libertades democráticas en un país que desde largo tiempo había padecido los efectos de una tiranía férrea. El gobierno nacionalista promovió la autonomía municipal, la autonomía de la universidad pública, la libertad sindical, impulsó el código del trabajo y alentó la libertad de prensa y la libertad de organización. Fue un gran promotor de la educación pública, creó al instituto Guatemalteco de la Seguridad Social, dio abierto apoyo a la formación y dignificación de los maestros, promovió el desarrollo de guarderías infantiles y todo ello sin violentar las reglas de juego de una economía de mercado.

Pero cuando se promulgó el Decreto 900 que avanzaba de manera decidida con la Reforma Agraria, los sectores vinculados al latifundio, junto con la United Fruit Company se sintieron profundamente amenazados en sus intereses y comenzaron a atribuirle al gobierno del general Jacobo Arbenz el carácter de ser promotor del comunismo en Guatemala. De ese modo, la resistencia antipopular creó el Movimiento de Liberación Nacional, que sirvió de cabeza de playa para una abierta acción que con asesoramiento directo de la Agencia Central de Inteligencia, CIA, la cual organizó en forma activa un ejército de mercenarios. En junio de 1954, ese contingente armado ingresó desde Honduras al territorio guatemalteco y con fuerte presión y apoyo de la iglesia ultra conservadora y de los medios de comunicación así como de los diversos recursos que pusieron los golpistas al servicio de su propósito, lograron voltear al gobierno popular. Se impuso una dictadura militar para retomar la senda de la concentración de la riqueza, dando lugar a una persecución sumamente violenta que gozó del apoyo no disimulado del gobierno de los Estados Unidos.

Fue de tal magnitud la intromisión americana y la barbarie represiva, que 25 años después que acontecieron los lamentables sucesos, Bill Clinton pidió formales disculpas a la nación guatemalteca en marzo de 1999, reconociendo las culpas por los excesos cometidos por el gobierno americano y la CIA en pleno período del macartismo, promoviendo una violenta represión contra el pueblo guatemalteco y contra su gobierno legítimo y democrático. De igual modo, en el año 2011, el Poder Ejecutivo de Guatemala bajo la conducción de Álvaro Colom Caballero suscribió con los familiares sobrevivientes de Arbenz un acuerdo para restaurar su legado y para disculparse en forma pública por su salvaje destitución.

El nacionalismo popular en Colombia

En el año de 1930 triunfa en las elecciones nacionales de Colombia Enrique Olaya Herrera y lleva adelante desde el Partido Liberal un gobierno que favoreció a los sectores más humildes del país. En 1932 promulgó una ley confiriéndole derechos a la mujer en lo relativo a su patrimonio y a la administración del mismo. Le dio un importante impulso a la educación pública extendiéndola al campo de la educación femenina. Para mejorar los recursos del sector educativo constituyó el Fondo Nacional de Educación Pública e inclusive se propuso la creación de una universidad popular. En materia económica, impulsó una política proteccionista para promover la industria nacional y trató de fortalecer y dinamizar el mercado interno. Fundó el Banco Central Hipotecario para el financiamiento de las viviendas y también creó la Caja de Crédito Agrario, Industrial y Minero para brindar más apoyo a los pequeños agricultores. En materia de reformas laborales, promulgó la ley 83 de 1931, reconociendo el derecho de asociación sindical. Promovió el descanso dominical, y las vacaciones remuneradas de los trabajadores. Los trabajadores pudieron lograr la inembargabilidad parcial de los salarios, la ampliación del seguro de vida obligatorio, una política de estímulo al empleo a través de la obra pública. También se reglamentaron las sociedades cooperativas, se promulgó la ley de accidentes del trabajo, la jornada de ocho horas. En el marco de su gestión se avanzó con estudios y propuestas para la estructuración de la futura ley de tierras que se promulgaría en 1936.

Acompañando en el parlamento al gobierno de Olaya Herrera, tenía especial destaque la figura de Jorge Eliécer Gaitán. En el año de 1931, Gaitán fue nombrado presidente de la Cámara de Representantes y presidente de la Dirección Nacional Liberal y segundo designado a la Presidencia de la República. Como el ritmo de las reformas era insuficiente al entender del grupo liderado por Gaitán, fundó la Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria, UNIR, llegando a tener una influencia decisiva en el campesinado de las zonas cafeteras de Cundinamarca, Caldas y el Valle del Cauca. UNIR proclamaba abiertamente por la intervención del estado en la economía con criterio social, impulsaba la reforma agraria y las cooperativas campesinas. Se manifestaba abiertamente antiimperialista. En 1940 inició una carrera política descollante, siendo senador por del Departamento de Nariño, presidente del Senado y ministro de trabajo entre 1943 y 1944. Provocó manifestaciones multitudinarias y con sus enardecidos discursos interpretaba los sentimientos y aspiraciones del pueblo. El 9 de abril de 1948 fue asesinado y este hecho dio origen a una violenta reacción de las masas enfurecidas que provocaron un estallido conocido como el Bogotazo, que sería el puntapié inicial de un proceso sumamente trágico que se extendió hasta 1953, cuando los directorios de los partidos enfrentados, liberales y conservadores, decidieron frenar la sangría de alcance nacional y convocaron al General Gustavo Rojas Pinilla para que apaciguara al país.

Rojas Pinilla, abrazó a su manera la causa del nacionalismo popular y promovió un programa de gobierno donde destaca el aliento a la sindicalización de los trabajadores, la mejora de los salarios. Otorgó derechos hasta entonces no reconocidos. Su hija, María Eugenia Rojas Morales visitó Argentina invitada por el Presidente Juan Domingo Perón y a los pocos meses de su regreso, se creó la Secretaría Nacional de Acción Social y Protección Infantil, que fuera conocida como SENDAS. Es indudable la influencia que tuvo la Fundación Eva Perón, la cual se había constituido en 1948 bajo el formato de una Asociación de Ayuda Social. Rojas Pinilla reconoció los derechos políticos de las mujeres y en el plano institucional, creó el Departamento Nacional de Estadísticas y promovió instituciones para el servicio a los menos favorecidos como guarderías infantiles y centros de bienestar social, tanto a nivel urbano como rural.

También tuvo un activo papel en la creación de una Central Obrera, la Confederación Nacional del Trabajo. Fue un gran promotor de la obra pública, desarrollándose durante su mandato obras emblemáticas. Pero el perfil de su compromiso con los sectores más desfavorecidos se hizo tangible en la promoción activa de programas de vivienda popular, la casa campesina, el seguro campesino y una bolsa de empleos. No se olvidó de las poblaciones indígenas e impulsó medidas de protección hacia estas comunidades.

Los liberales y conservadores, que habían recurrido al general Rojas Pinilla para lograr la pacificación del país, comprendieron que habían jugado el papel de aprendices de brujos y organizaron con el apoyo de la iglesia, el movimiento estudiantil y sectores del ejército, una Junta Militar que luego de derrocar al gobierno del General Rojas, completó el período de gobierno y en un arreglo de cúpula los directorios de los partidos establecieron el llamado Acuerdo Nacional, para alternarse por periodos de cuatro años liberales y conservadores entre 1958 y 1974. Pero Rojas Pinilla dio un último gran sobresalto pues creó a fines de los años sesentas a la Alianza Nacional Popular, ANAPO, y en las elecciones de 1970 puso en jaque al continuismo liberal-conservador, al extremo que esas elecciones fueron fuertemente sospechadas y resultó muy evidente que se había cometido un inmenso fraude. Y una consecuencia de ese manotazo fraudulento, fue el surgimiento de una guerrilla urbana de nuevo tipo y de carácter nacionalista, que se denominó el M19.

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