¿Los robots pueden ser más eficientes para enseñar?

El avance en la incorporación de los robots en la educación, asociado al avance de la  Inteligencia artificial, constituye una tendencia a escala global y que deriva en una variada reflexión, con múltiples miradas y análisis, de sus causas, características e impactos. Ello está vinculado a que esta tecnología está  permitiendo superar la lógica educativa hombre-herramienta-hombre (donde la herramienta es una interfase en tanto recurso de enseñanza) por una nueva lógica tecno-educativa dada por una relación educativa máquina-hombre, en la cual la tecnología comienza a conformarse como el actor educativo dominante. Esta nueva dinámica se expresa en  la irrupción de sistemas en red con o sin robots físicos a través de los cuales accedemos directamente a la formación. Estaríamos ante una transformación de las tradicionales interfases o mediaciones educativas, por otra forma de acceso a la educación directamente mediada por robots. Las interfases educativos, tradicionalmente han cumplido la función solamente de ser mediaciones en la relación hombre – hombre o docente-estudiante, en la enseñanza y el aprendizaje y se expresaron en libros, videos u otros productos culturales de las industrias culturales, incluyendo internet. Esas mediaciones meramente apoyaban a los docentes para contribuir a mejorar los aprendizajes, sustituyendo y complementando la transferencia de información.  Con la irrupción de la Inteligencia Artificial, se viabiliza la creación de sistemas conectados en red y  robots, que no se limitan a ser una mediación entre docentes y estudiantes en forma directa, sino que cumplen una función propiamente educativa a través de una relación hombre-máquina.

Es una transformación en la cadena de trabajo de la enseñanza y el aprendizaje, donde la IA se constituye en el factor educativo dominante. Ello cambia el funcionamiento tradicional de las tradicionales industrias culturales como mediaciones, que en tanto carecen de interacción, tienen limitaciones educativas y se requiere por ende la función del docente al menos como tutor, mentor o apoyo. A diferencia, con la Inteligencia Artificial, y especialmente con los sistemas generativos de lenguaje, se conforman unas “industrias culturales inteligentes” que permiten tanto la interacción tutorial con las personas así como el suministro de contenidos, y con ello cumplir la función de enseñanza. El carácter de “industrias cultural inteligente” está dado por cuanto gracias a la IA, los contenidos son procesados, organizados y reestructurados en función de las necesidades específicas de las personas. Con ello se conforman no meramente como recursos de aprendizaje o de información, sino como componentes de la gestión educativa misma.

Esta nueva realidad cambia las bases de la enseñanza tradicional que separó el conocimiento explícito del conocimiento tácito. Mientras los saberes explícitos son aquellos que se pueden transferir a través de las industrias culturales y por ende de fácil acceso, el conocimiento tácito, deriva de la experiencia y corresponde a habilidades difíciles de transmitirse. Ello ha variado en alguna dimensión con los multimedia que muestran videos muy realistas de enseñanza práctica que antes  solo nos podíamos apropiar relativamente en forma presencial con una asistencia tutorial. Sin embargo, aun así, estos videos no se actualizan ni tampoco permiten interacciones de preguntas y respuestas. A diferencia, la IA tiene una capacidad superior de enseñanza respecto a las tradicionales mediaciones de las industrias culturales, ya que permite actualizar los contenidos gracias a sus interacciones con personas, realidades y bases de datos. Estas capacidades de la IA,  le permiten niveles superiores de enseñanza frente a las tradicionales industrias culturales que carecen de actualización e interacción. La inteligencia artificial no sólo constituye una mediación de conocimientos explícitos actualizados, sino además de enorme apoyo en transferir conocimientos tácitos y prácticos. Ella hasta puede hacer videos de formación práctica, y hasta de tres dimensiones.  

Otro componente que también contribuye a una mejor función de enseñanza de la IA con forma de robot en tanto máquina-herramienta de enseñar, refiere su nivel de empatía. Algunos niegan el uso de robots en la prestación de servicios a los humanos, por su supuesto carácter impersonal, frente a las mediaciones educativas del trabajo docente, dada la importancia de la afectuosidad, empatía y atención particular humana en alcanzar resultados de los aprendizajes. Los estudios muestran mejores resultados con maestros más sensibles, atentos y dedicados. Sin embargo, este enfoque de robots impersonales, se ha ido superado con la incorporación de parámetros de empatía, afectuosidad e interacción de tipo  humana en los parámetros de la programación de los robots y de la IA. Es claro que el robot puede ser programado para felicitar e incentivar a un estudiante por un trabajo bien hecho o cualquier otra acción. Mientras que los robots y la IA tienen parámetros para interactuar de forma empática, las personas no siempre estamos en capacidad de cambiar nuestro carácter o de actuar siempre empáticos. En este sentido, algunos sostienen que los robots tienen el potencial de ser más íntimos y personales que los docentes humanos, al no estar sujetos a prejuicios o sesgos, mientras que los robots con IA pueden proporcionar una experiencia de aprendizaje y carecen innatamente de apreciaciones negativas en términos raciales, de género u otras. Ello es programable, e inclusive se puede  ajustar el comportamiento e interacción al cambio general de los valores, mientras que los humanos tenemos dificultades de reaprender o cambiar nuestros de paradigmas que son incluso más difíciles que el propio acto de aprender. Los robots, por sus características materiales, pueden ser más maleables y flexibles a las personas, y por ende pertinentes a los cambios. 

Eco. Claudio Rama

Dr. ED; Dr. DER; Post. Dr

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