Una nueva especie de dinosaurio con brazos desproporcionadamente cortos al igual que el T. rex ha sido descrito y denominado ‘Meraxes gigas’. Los hallazgos, publicados en la revista ‘Current Biology’, sostienen que el T. rex y el M. gigas evolucionaron para tener brazos diminutos de forma independiente, y proponen algunas funciones potenciales para los brazos cortos como el apareamiento o el apoyo al movimiento.
«El fósil de M. gigas muestra regiones completas del esqueleto, nunca antes vistas, como los brazos y las patas, que nos ayudaron a entender algunas tendencias evolutivas y la anatomía de los carcarodontosáuridos, el grupo al que pertenece M. gigas», explica Juan Canale, director del proyecto en el Museo Paleontológico Ernesto Bachmann de Neuquén, en Argentina. Los autores aclaran primero que el T. rex no obtuvo sus brazos cortos de M. gigas ni viceversa. No sólo M. gigas se extinguió casi 20 millones de años antes de que T. rex se convirtiera en una especie, sino que además están muy alejados en el árbol evolutivo. «No hay una relación directa entre ambos», asegura Canale. Más bien, cree que el hecho de tener brazos diminutos dio a los dos dinosaurios algún tipo de ventaja para la supervivencia.
«Estoy convencido de que esos brazos proporcionalmente diminutos tenían algún tipo de función. El esqueleto muestra grandes inserciones musculares y fajas pectorales completamente desarrolladas, por lo que el brazo tenía músculos fuertes», dice Canale. Esto significa que los brazos no se encogieron porque fueran inútiles para los dinosaurios.
La cuestión más difícil es saber cuáles eran exactamente sus funciones, reconocen. A partir de investigaciones anteriores, el grupo estableció que para dinosaurios como M. gigas y T. rex, cuanto más grande era su cabeza, más pequeños eran sus brazos. Definitivamente, no servían para cazar, ya que «las acciones relacionadas con la depredación las realizaba muy probablemente la cabeza», argumenta Canale.