Una nueva búsqueda de los restos de cuatro de las víctimas de la masacre de La Cantuta, uno de los crímenes por los que está preso el expresidente peruano Alberto Fujimori, comenzará hoy.
Peritos del Instituto de MedIcina Legal volverán a la quebrada Chavilca, en las afueras de Lima, donde fueron encontradas las osamentas calcinadas de las otras seis víctimas del Grupo Colina, un destacamento militar ilegal dedicado a ejecuciones extrajudiciales de sospechosos de terrorismo.
Los expertos consideran que allí pueden estar los restos de los demás integrantes del grupo de nueve estudiantes y un catedrático secuestrados en la Universidad de Educación, conocida como La Cantuta, torturados y ultimados con disparos en la cabeza, el 18 de julio de 1992.
El Ministerio Público dio ayer su aprobación al Plan de Intervención Forense de 18 días en la quebrada donde un reciclador callejero encontró por casualidad el enterramiento, casi a flor de tierra, de los restos calcinados, en abril de 1993.
Los secuestrados fueron asesinados la misma noche de su detención, en un campo de prácticas de tiro de la Policía y sepultados en una fosa allí mismo pero, al crecer una campaña de denuncia de las desapariciones, los cadáveres fueron extraídos, calcinados para obstaculizar su identificación y vueltos a enterrar en la poco accesible quebrada.
Al anunciar la operación, el Ministerio Público indicó que la misma apunta no solo a cumplir un dictamen judicial, sino, sobre todo, dar respuestas a los familiares de las víctimas que desde hace casi tres décadas buscan a los cuatro caídos para darles una digna sepultura.
Las víctimas, el profesor Hugo Muñoz y los estudiantes Dora Oyague, Marcelino Rosales, Bertila Lozano, Luis Ortiz Perea, Armando Amaro, Robert Teodoro, Heráclides Pablo, Juan Mariños y Felipe Flores fueron apresados en la Universidad Nacional Enrique Guzmán y Valle, conocida como La Cantuta (flor nacional peruana), lo que dio el nombre a la masacre.
El tribunal que condenó a 25 años de prisión al exgobernante Alberto Fujimori por esa matanza y la de Barrios Altos, de 15 civiles inermes, incluido un niño, verificó que ninguna de las víctimas tenía nada que ver con el grupo armado Sendero Luminoso, como sostuvo siempre el gobierno fujimorista (1990-2000). Por la masacre de La Cantuta fueron condenados a diversas penas el ex brazo derecho de Fujimori, Vladimiro Montesinos, quien manejaba los servicios de inteligencia y al Grupo Colina, a cuyos integrantes Fujimori condecoró y amnistió, medida anulada después que aquel gobernante fugó del país tras un escándalo de corrupción.