En lo que va de la temporada estival, ¿cómo han trabajo el turismo rural desde la Sociedad Uruguaya de Turismo Rural y Natural (Sutur)?
El verano específicamente no es de las temporadas más importantes para el turismorural, salvo aquellos establecimientos que están en Rocha, Maldonado o en Canelones que son lugares más costeros, que se dinamizan con la actividad de sol y playa. En el resto del país en general no se ve una actividad tan fuerte.
Particularmente la actividad de verano siempre está asignada más por el turismo en nuestra región con turistas extranjeros procedentes de Europa y Norte América que en general son los que recorren más el país y le suman al sol y playa otras instancias.
En el mes de noviembre enseguida que se abrieron las fronteras, parecía que se iba a reactivar el sector, pero la llegada de la variante Ómicron en todo el mundo, nos dio la pauta enseguida que esto se había cortado, ya que no había reservas para diciembre, enero ni febrero. Esa dinámica de turistas extranjeros extra región no se dio este año, casi que no hubo.
En los departamentos más costeros hubo mucho más ocupación y me animaría a sumar también a Colonia que ha hecho un trabajo con el turismo interno muy fuerte. Ahí hay una dinámica, que si bien no es temporada fuerte, estuvo con la mayoría de los socios de nuestra zona con buenas reservas, si lo ponemos en el contexto de lo que es el turismo rural.
¿El turismo rural funciona igual que la hotelería tradicional?
En general, cuando digo muy bien hablo de 20 o 30 por ciento de ocupación y muy mal es del 10 por ciento o de menos. Los promedios de ocupación son bien diferentes en el turismo rural que en la hotelería tradicional ya que las ocupaciones se dan solo los fines de semana.
Si bien la temporada pasada fue sin turistas extranjeros producto de la pandemia, ¿la actual ha tenido el mismo impacto?
En general yo la describiría como peor que la del año pasado para el turismo rural. Para la temporada 2020-2021 nosotros veníamos de muchos meses de encierro y cuarentena. Cuando empezamos a sentir esa libertad de que bajaban los casos y demás, ahí gran cantidad de gente se volcó al turismo rural.Entonces, los meses de octubre, noviembre y parte de diciembre fueron meses muy buenos en 2020.
Cuando pasamos a enero de 2021, quizás la gente se volcó más a las playas, pero ya en febrero, la gente estaba de nuevo en las distintas propuestas de turismo rural. Había una gran avidez y como también estábamos en una situación peor en cuanto a la vacunación ya que todavía no nos habíamos vacunado, la gente estaba con más miedo y se volcaban mucho más a lugares pequeños. Eso hizo que el año pasado para el turismo rural, pese a que no teníamos los extranjeros, el turismo interno hizo bastante fuerza.
En este año, tenemos una situación diferente. La gente ya está más inmunizada, por ende hay más confianza. Todo el mundo se volcó más hacia las playas y otros productos que son más masivos. Al no tener aún a los turistas de extra región el turismo rural lo sintió más. Esta temporada 2021-2022 fue un poco peor que la 2020-2021 por esas características que te contaba.
¿Qué áreas son las más complicadas para reactivarse y por qué?
Creo que hay algunos productos que todavía le falta, por ejemplo el enoturismo, que ha hecho mucho esfuerzo para reconvertir la oferta, además de trabajar mucho con el turismo local y con otros segmentos que en un principio no habían sido su foco. Igualmente la falta de brasileños se siente para ese sector. Se mantiene un buen ritmo de trabajo pero no tiene las características que tenía previo a la pandemia.
Claramente los establecimientos que están más lejos de los departamentos más emisores de turismo como pueden ser Montevideo y Canelones, obviamente a eso se les hace más difícil aún.
Igualmente eso tiene una disgregación para el norte del país, que en algún momento prácticamente estaba olvidado, la pandemia hizo que se conocieran destinos como Minas de Corrales, Valle del Lunarejo, Artigas con las minas de ágatas y amatistas, Bella Unión, el norte de Salto. Son departamentos que quizás en otro momento se les dificultaba un poco la llegada de gente y que con la pandemia tuvieron cierta notoriedad.
¿Qué planes tienen pensados desarrollar este año?
Este año va ser un año bastante dinámico. En principio estamos por hacer Asamblea y elecciones a fines de marzo que se habían demorado un poco por la pandemia. Vamos a tener otra comisión directiva como mucho dinamismo.
Además de eso, estamos en pleno trabajo con el Ministerio de Turismo (Mintur) en algunos temas. Obviamente en la calidad de la prestación del servicio es uno de los desvelos, trabajar en manuales de buenas prácticas de los distintos servicios como alojamiento, turismo aventura, cabalgatas y todo lo que hace al turismo en áreas naturales y rurales que es sumamente importante.
Mucha gente empieza a ser prestador de servicio pero viene de un lugar que no tiene conocimientos específicos en el turismo rural, entonces eso hace que la calidad de la prestación del servicio sea clave.
¿Tuvieron alguna reunión en el Mintur en estos días?
Hace unos días nos reunimos con el Director Nacional de Turismo, Roque Baudean, para poder trabajar en un plan de visualización y publicidad del turismo rural, que es muy importante. Siempre ha sido un cuello de botella porque son todos establecimientos muy pequeños y cualquier acción de promoción que quieran encarar siempre es costosa.
(En ella) se va a mostrar la gastronomía local, que es bien distinto a lo que se come y se vive en la ciudad, turismo aventura, que ha crecido mucho tanto dentro de los establecimientos como emprendimientos específicos de kayak, rapell, paddel y bicicleta, además de un montón de distintas alternativas que están muy buenas y que han crecido como el enoturismo. Todo lo que tiene que ver con producción, ya sea de la frutícola-ganadera y hasta forestal.
Hay mucho para conocer y vivenciar en el espacio rural. Eso también hace que el producto se haya vuelto más rico y que este bueno mostrar esa riqueza que a veces no es percibida por el consumidor.