En el extremo noroeste de China, donde el continente euroasiático parece desplegarse sin límites, se extiende Xinjiang, un mosaico de montañas enormes, desiertos infinitos y pueblos que guardan la memoria de antiguas caravanas. Esta región autónoma uigur cuenta con la frontera terrestre más grande de China, con 5.700 kilómetros de longitud, colinda con ocho países, dentro de ellos, Mongolia, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Afganistán, Pakistán y la India. Hablamos de la región administrativa provincial de China con mayor superficie, mayor número de países limítrofes y la frontera terrestre más extensa.
Un puente entre Oriente y Occidente
Xinjiang era conocida en la antigüedad como las “Regiones Occidentales”, punto de encuentro entre la civilización china y el mundo de Asia Central. Cuentan los historiadores que fue durante la dinastía Han cuando, en el año 60 a. C., se consolidó su incorporación al territorio chino, tras el establecimiento del Protectorado en Wulei. Siglos después, en 1884, el gobierno Qing la renombró como Xinjiang “nueva frontera recuperada”.
En 1 de octubre de 1955, se convirtió oficialmente en Región Autónoma Uigur de Xinjiang y, desde entonces, bajo el liderazgo del Partido Comunista de China, sus más de 25 millones de habitantes, de diversos grupos étnicos, han visto florecer caminos, ciudades y cultivos en un territorio que alguna vez se pensó no se podría recuperar.
La topografía del lugar se resume por los locales como “tres montañas y dos cuencas”. Tres cordilleras atraviesan Xinjiang: al norte, Altái, al sur, Kunlun y Tianshan dividiendo las anteriores. Entre ellas se abren dos grandes cuencas: Junggar, hacia el norte, y la vasta cuenca del Tarim, en el sur, hogar del desierto de Taklimakan, el más grande de China y el segundo desierto móvil más extenso del planeta.
Entre oasis verdes y extensas dunas, el río Tarim serpentea casi 2.500 kilómetros, irrigando cultivos y dando vida a aldeas donde generaciones de agricultores desafían la aridez extrema de un clima templado continental árido, con lluvias escasas y evaporación intensa.
En el territorio de Xinjiang, el agua es un recurso tan valioso como escaso. Aunque la región cuenta con más de 3.300 ríos y reservas glaciares que representan casi la mitad de las de toda China, su clima árido y la desigual distribución de lluvias plantean desafíos constantes para quienes viven de la tierra. La mayoría de las precipitaciones se concentra en las montañas, mientras que las planicies donde se extienden cultivos y pastizales reciben poca agua y sufren una alta evaporación.
A pesar de estas limitaciones, Xinjiang sostiene una de las mayores zonas agrícolas y ganaderas del país, con tierras fértiles, vastos bosques y extensos pastizales que dan vida a comunidades enteras.
El consumo de agua durante el 2023, se destinó más del 90% a la agricultura, alimentando cultivos y sosteniendo la cría de ganado, que ocupa una décima parte de la superficie nacional apta para este fin. Entre sus tesoros naturales destaca el lago Bosten, el mayor lago de agua dulce en el interior de China, un oasis que simboliza la importancia vital de cada gota en esta región desafiante pero fértil.
Su tierra está llena de praderas, tierras agrícolas y bosques que alimentan una de las zonas pastorales más grandes de China. Dentro de los cultivos que le dan orgullo a la región se encuentran varias frutas, como las uvas de Turpan, peras de Korla, melones de Hami y las manzanas de Aksu.
Por otro lado, Xinjiang es un reino para especies únicas y recursos minerales ya que más de 730 especies de vertebrados, algunos tan raros como el caballo de Przewalski o el leopardo de las nieves, sobreviven en sus montañas. A su vez, bajo tierra se ocultan reservas de petróleo, gas, carbón, metales y minerales raros. Se calcula que la región concentra cerca de un tercio del petróleo terrestre de China y una parte sustancial de su energía solar y eólica.
Con el paso de los años, se han descubierto 153 minerales en la región, lo que representa el 88% del total nacional, a su vez, se han identificado 103 minerales con reservas probadas, que representan el 63% del total nacional, incluyendo 8 minerales energéticos, 32 minerales metálicos, 59 minerales no metálicos y 4 minerales de agua y gas. Según la evaluación del potencial de recursos minerales de Xinjiang, se prevé que los recursos petroleros representen aproximadamente el 30% de los recursos petroleros terrestres del país, los recursos de gas natural el 34 %, los recursos de carbón el 40%, los recursos de metano de carbón el 26%, y las energías eólica y solar son abundantes. Existen ricas reservas de hierro, cobre, plomo, zinc, oro, cromo, níquel, metales raros, sales y otros minerales.

Herencia viva de la Ruta de la Seda
Una de las cosas que más define a Xinjiang es su historia, ya que por aquí pasaba la legendaria Ruta de la Seda, que unía China con Medio Oriente y Europa. Hoy, entre sus montañas y desiertos, descansan ruinas de antiguas ciudades como Gaochang y Jiaohe, grutas budistas como las de Kizil y restos de templos que evocan el esplendor de un pasado cosmopolita.
Su riqueza arqueológica es tan rica que cuatro de sus yacimientos han sido reconocidos entre los principales descubrimientos de China en los últimos años. Hoy, más de 9.500 reliquias culturales recuerdan que Xinjiang siempre fue un cruce de civilizaciones.
El pueblo uigur, junto a kazajos, kirguises, tayikos y otros grupos, ha tejido en esta tierra una cultura donde la música y la danza se celebran en cada rincón, desde casamientos hasta plazas y mercados. Xinjiang es, con orgullo, la “cuna de la canción y la danza” de China. Sus trajes coloridos, su cocina especiada y sus mercados bulliciosos son ventanas abiertas a un modo de vida que, a pesar de la modernidad resiste.
Quien pisa Xinjiang descubre, más allá de sus cifras y estadísticas, una región que late al ritmo de sus montañas y desiertos, que guarda historias de caravanas y promesas de futuro. Un lugar donde la frontera es, más que un límite, un puente entre mundos.
Innovación como motor de desarrollo
Xinjiang impulsa su crecimiento apostando fuerte por la ciencia y la tecnología. Dentro de los últimos estudios publicados sobre la provincia, se dice que alberga zonas de alta tecnología en ciudades clave como Urumqi y Aksu Alar la primera en el sur de la región y parques agrícolas de innovación que modernizan el sector rural. Solo en 2023, se autorizaron más de 19.000 patentes y se invirtieron más de 9.000 millones de yuanes, más de 1.200 millones de dolares en investigación y desarrollo, demostrando un salto significativo hacia un desarrollo de alta calidad.
La modernización de carreteras, trenes, aeropuertos y redes eléctricas consolida a Xinjiang como un nodo clave de la Franja y la Ruta. Hoy, la región cuenta con más de 9.000 kilómetros de vías férreas, casi 230.000 kilómetros de carreteras y 25 aeropuertos, liderando en conectividad aérea a nivel nacional. Además, avanza la expansión de sus redes eléctricas de alta tensión y cobertura 5G, fortaleciendo la base para un crecimiento sostenible.
Xinjiang se renueva de la mano de nuevas urbes y viviendas más dignas, donde se levantaron millones de hogares rurales, viviendas para comunidades nómadas y unidades para familias en reubicación por alivio de la pobreza. Hoy, más del 98% de la población rural tiene agua corriente y servicios básicos de saneamiento y gas, superando promedios nacionales.
En 2023, su comercio exterior creció casi un 46%, alcanzando a 192 países y regiones. La nueva Zona Piloto de Libre Comercio fortalece aún más su rol estratégico en la Franja Económica de la Ruta de la Seda. Con puertos terrestres, ferroviarios y aéreos, Xinjiang es una puerta de enlace entre China y Asia Central.
La región avanza hacia un desarrollo verde ya que más del 76% de los días del año tienen buena calidad del aire y casi todas sus fuentes de agua cumplen con estándares de alta calidad. Proyectos de reforestación, control de la desertificación y restauración de ecosistemas han revertido la expansión de tierras arenosas, reforzando la idea de que los paisajes limpios son también riqueza para su gente.
Superación de la pobreza, educación, salud y cultura
En 2020, Xinjiang erradicó la pobreza extrema para más de tres millones de personas. Hoy, programas de monitoreo y apoyo aseguran que nadie vuelva a esa situación, mientras se revitalizan aldeas y se fortalecen oportunidades laborales. En 2023, la renta per cápita de quienes superaron la pobreza creció casi un 15%.
Por otro lado, la tasa de escolarización es casi universal y las universidades locales se consolidan entre las mejores del país. En salud, la cobertura de telemedicina llega al 100% de los condados y los hospitales se modernizan para ofrecer atención de calidad. En el ámbito cultural, museos, bibliotecas y centros deportivos fomentan una vida comunitaria rica y activa.
Los programas de intercambio y convivencia fortalecen la unidad entre los diferentes grupos étnicos que conviven en Xinjiang. Esta región promueve la práctica del islam dentro de un marco de armonía, resistencia al extremismo y convivencia pacífica.
Por parte del gobierno, más del 77% del gasto fiscal se destina al bienestar de la población, asegurando empleo, pensiones, atención médica y vivienda digna para todos. Además, la asistencia de provincias hermanas fortalece la infraestructura y la cohesión social, haciendo sentir a la población parte de una gran familia nacional.
En 2024, Xinjiang se planteó metas ambiciosas, como un crecimiento del PIB cercano al 6,5%, expansión industrial, aumento del comercio exterior en un 20% y creación de cientos de miles de nuevos empleos. Todo esto bajo la premisa de consolidar una región unida, próspera, ecológica y en paz duradera, contribuyendo plenamente a la modernización de China.