La salud mental incluye nuestro bienestar emocional, psicológico y social. Afecta la forma en que pensamos, sentimos y actuamos cuando enfrentamos la vida. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como estado de bienestar en el que la persona realiza sus capacidades; es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de forma productiva y de contribuir a su comunidad.
Los especialistas aseguran que la salud mental es un derecho humano básico para todos y todas las personas, sin importar quiénes sean ni dónde están, tienen derecho a gozar del grado más alto posible de salud mental, lo que incluye el derecho a ser protegido de los riesgos para la mente; el derecho a una atención disponible, accesible, digna y de calidad; y el derecho a la libertad, la independencia y la integración en su entorno social.
Los trastornos de salud mental aumentan el riesgo de otras enfermedades y contribuyen a lesiones no intencionales e intencionales. La depresión es la enfermedad que más se repite entre todos los trastornos mentales en la América, y es dos veces más frecuente en mujeres que hombres. Entre el 10 y 15% de las mujeres en países industrializados y entre 20 y 40% de las mujeres en países en desarrollo sufren de depresión durante el embarazo o el puerperio.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) informa que en la región, 100.000 personas mueren por suicidio cada año. Además, asegura que el gasto público mediano en salud mental en toda la región es apenas un 2,0% del presupuesto de salud, y más del 60% de este dinero se destina a hospitales psiquiátricos.
Por otra parte, Uruguay no escapa de esta realidad, más allá de que existe la Ley N° 19529, que tiene por objeto garantizar el derecho a la protección de la salud mental de los habitantes residentes en el país, la situación es cada vez más crítica. La Revista Uruguaya de Enfermería publicó un estudio que habla sobre los resultados de esta ley desde su implementación y concluye que existe una brecha entre lo que el Estado promueve a través de sus políticas públicas en materia de salud mental y lo que las personas con este tipo de padecimiento reciben. Reflejando que este instrumento no responde a los verdaderos problemas que padecen los enfermos.
Con las Elecciones Presidenciales 2024 a la vuelta de la esquina, todos los partidos políticos han incluido en sus propuestas de campaña mejorar la situación de la salud mental en el país. Por lo tanto, se podría presumir que reconocer la debilidad que existe en esa área de la salud pública.
Para este año, la OMS usó la fecha para concientizar al mundo sobre el cuidado que debe existir en el ámbito laboral. Ya que los problemas de salud mental tienen un impacto directo en los lugares de trabajo al aumentar el ausentismo, reducir la productividad y aumentar los costos de la atención médica. Sin embargo, el estigma y la falta de concienciación sobre la salud mental persisten como barreras para abordar la salud mental en el lugar de trabajo.
Con el 60% de la población mundial trabajando, la OMS reclama medidas urgentes para garantizar que el trabajo evite los riesgos para la salud mental y proteja y apoye la salud mental en el trabajo.