Según los especialistas, los seres humanos somos seres eléctricos y actuamos como antenas, ya que somos capaces de emitir y captar energía. En este contexto nació el término earthing o grounding, que se refiere a la práctica de conectar el cuerpo humano con la tierra, a través del contacto directo con el suelo para transferir electrones y obtener beneficios para la salud.
El earthing se practica desde tiempos antiguos y ha ganado popularidad en los últimos años gracias a la creciente conciencia de sus beneficios para la salud. Algunos estudios aseguran que puede mejorar el bienestar al absorber electrones de la Tierra, los cuales pueden actuar como antioxidantes y ayudar a equilibrar el cuerpo. Las investigaciones sobre este tema añaden que quienes se han vuelto a conectar con la tierra han mejorado de manera significativa su función física. También, se habla de una posible disminución del cansancio, la fatiga, el dolor y la depresión. El grounding se realiza al caminar descalzos sobre la tierra, la hierba o la arena durante 30 minutos al día; esto podría permitir que se activen los puntos energéticos en la planta de los pies. Además, es recomendable lavarse las manos con frecuencia, practicar natación, ducharse, entre otras, ya que esta conexión con el agua ayuda a canalizar la energía.
Estos hábitos permitirán estimular y trabajar aquellos músculos que se encuentran anulados o atrofiados ante el uso continuado del calzado, corregir desequilibrios en los movimientos y fortalecer los músculos y huesos de los pies y los tobillos, logrando una mayor integración del organismo.
Aunque la evidencia científica es limitada, al earthing se le atribuyen variedad de beneficios; entre los más destacados están: desinflamación, antioxidante, efectos relajantes, ayuda a sentirse enérgico, sincronización y liberar el estrés.