Mario Vargas Llosa en “La llamada de la tribu” (2018), hace una revisión y valorización del pensamiento liberal y refiere que años después de haber roto con el pensamiento marxista y socialista se dedicó al análisis de los autores centrales del liberalismo para poder clarificar sus propias creencias. Su ordenada lectura de los pensadores liberales fue el mecanismo para darse la sustentación intelectual que había sido trastocada y violentada frente a las realidades que estaban mostrando los países socialistas, donde las persecuciones a los homosexuales y a los intelectuales disidentes, la ausencia de libertad de las personas, de libertad de prensa, de mercado y el férreo control del Partido Comunista, mostraban la distancia que mediaba entre el socialismo proclamado y la real libertad de las personas y las sociedades.
Su pensamiento idealista de izquierda se fue cayendo rápidamente ante el famoso Caso Padilla en Cuba o el texto del Archipiélago Gulag de Solzhenitsyn que mostraban las crudas realidades de regímenes que habían suplantado la libertad y el mercado, creando enormes aparatos de Estado que se sobreponían sobre las sociedades limitando la libertad de los individuos. Algunos prefirieron negar esas realidades y decir que eran inventos de la propaganda de la derecha y los medios, o afirmar que aunque no hubiera libertad los beneficios sociales eran muy superiores, o que las personas llevadas a los campos, marginados o expulsados de sus tierras, ciudades y trabajos, eran contra revolucionarios que incluso no debían vivir.
Vargas Llosa fue uno de los primeros intelectuales latinoamericanos que rompió con el pensamiento marxista, y busco desarrollar un camino propio, para lo cual profundizó en los autores del pensamiento liberal para sustentar sus propias concepciones y valores respecto al Estado, la libertad, la democracia, los derechos sociales o el mercado. Allí, nace este libro en el cual hace un recorrido intelectual, biográfico y bibliográfico de algunos autores centrales del pensamiento liberal como Adam Smith, Friedrich von Hayek, Karl Popper, Raymon Aron, José Ortega y Gasset y Isaiah Berlin. El análisis del pensamiento de esos autores nos muestra tanto las reflexiones de ellos, como también sus discrepancias y matices, mostrando como el pensamiento liberal es amplio y diverso, pero también verificando sus ejes comunes, como la articulación entre la libertad y las oportunidades, la democracia y las libertades, el mercado y el desarrollo. Incluso sostiene que no posible concebir un pensamiento que sea liberal en un área como política, economía, estado, derechos, prensa, educación, cultura, minorías, géneros, etc., y que no sea liberal en otro de ellos. Ilumina como la democracia y la libertad están entrelazadas en el liberalismo que es quien ha construido los grandes avances de la humanidad, tales como separar la iglesia del Estado, construir las democracias, promover la igualdad de oportunidades a través de la educación pública, crear los derechos sociales y favorecer la igual de oportunidades, así como la libertad de los mercados o promover el reconocimiento de las mujeres y de las minorías como requisitos de esa igualdad de oportunidades necesarias y la convivencia con la diversidad.
El pensamiento liberal sostiene, pone su centro en el ser humano y en la distancia contra el colectivismo y el estatismo. En tal sentido nos muestra que uno de los ejes del pensamiento liberal es limitar al Estado en tanto éste tiende a restringir al ciudadano y sus libertades, pero al mismo tiempo reconoce el rol del Estado en la protección de las garantías de las libertades y de las carencias sociales. En el análisis de los autores nos muestra como para Smith, los mercados libres presuponen la existencia de la propiedad privada, la igualdad de los ciudadanos ante la ley y el rechazo a los privilegios, siendo sus enemigos los privilegios, los monopolios, los controles o las prohibiciones, y mostrando que cuando más libertad, más avanzan los países. Para Ortega y Gasset, la defensa del individuo y de sus derechos soberanos requiere un Estado pequeño y laico, al tiempo que critica al nacionalismo como un fenómeno del estatismo que limita al individuo. Hayek busca impulsar un sistema capaz de congeniar los valores contradictorios de la igualdad y la libertad, afirmando que la planificación es la enemiga de la libertad, y reafirmando que el mercado solo tiene significación si existe un marco legal que garantice la propiedad privada, el respecto a los contratos y un poder judicial honesto e independiente, y reafirmando que el crecimiento inmoderado del Estado facilita la corrupción y la arbitrariedad sobre los ciudadanos y las libertades individuales. Refuta la vieja creencia que todos los hombres nacen iguales, pero reafirma que todos deben ser iguales ante la ley, y con ello reconoce las desigualdades entre los seres humanos como parte de sus individualidades. Su aporte se focaliza en que la libertad es siempre inseparable de cierta desigualdad. Popper por su parte nos devela la falta de una verdad en el campo de la sociedad que reafirma la necesidad de una tolerancia de la diversidad, la ausencia de una linealidad en la historia y de algún destino manifiesto, afirmando que son las reformas en democracia los mecanismos de desarrollo de las sociedades.
El historicismo cae ante el reformismo. Aron por su parte defiende como ejes del liberalismo la democracia contra las dictaduras, la tolerancia contra los dogmas, el capitalismo contra el socialismo y el pragmatismo contra la utopía. Berlin, nos muestra la necesidad de no subordinar el conocimiento a la ideología, pero al tiempo sostiene que nuestro error es creer que hay una única respuesta para cada problema, y en la necesidad en democracia de difíciles transacciones que son la base de las reformas viables. La tolerancia, el pluralismo, los derechos humanos, la soberanía individual y la legalidad, se colocan como ejes de su enfoque de la doctrina liberal. Finalmente, Jean-Francois Revel, acerca el liberalismo a su vertiente socialdemócrata, y reafirma un pensamiento superador al plantear “el conocimiento inútil” (la ideología y la teoría por encima de la verdad de la realidad), “ni Marx ni Jesús” (rechazando los dogmas) o “como terminan las democracias” (viendo la debilidad de las sociedades democráticas ya que su fuerza en la libertad que es a la vez su propia debilidad).
El liberalismo como visión, pensamiento y escala de valores, ya que no es una ideología para Vargas Llosa, tiene como centro el necesario equilibrio entre los ciudadanos y el Estado, entre la prestación de servicios públicos y las restricciones que ello implica a los ciudadanos en términos de impuestos y actividades, entre el manejo que tiende a ser arbitrario desde el poder frente a los ciudadanos, pero al tiempo proteger a los ciudadanos de derechos que no puede ejercer individualmente. Vargas Llosa, no sólo dejo una literatura y una ensayística. También la revalorización del pensamiento liberal.
Un poco utópico Que hubiese pasado con su proyecto de armar a los campesinos contra el Sendero Luminoso?
Liberalismo: los que sean pobres que se jodan
Rubencito: como veo que Ud. repudia vivir en libertad, debo entender que es un esclavo obsecuente de una dictadura, ej. Cuba, Venezuela o Nicaragua. Y mejore su lenguaje!!!