El lugar del desgarramiento

Vidas encajonadas”. Re ensamblajes conceptuales y obras plásticas de Claudio Rama

Las cárceles son lugares de desgarramientos familiares. Como las fronteras, las cárceles son rejas, fijan paredes y crean distancias que separan y rompen los vínculos de la piel, del amor y también de la sangre. Ellas marcan tanto nuestras vidas como las fronteras entre las sociedades. Esas distancias cambian valores y miradas. 

En la sociedad de la tentación y el castigo, las cárceles son una inconsciente siempre presente. En todo momento hay paredes dispuestas a encerrarnos y separarnos. Se conforman como espacios mínimos de vida y visita momentánea de limitados encuentros con la libertad y otras personas. La cárcel nos encierra y nos separa, pero sobre todo nos cambia. Nos crea peligrosas redes, nos excluye de otras más seguras e ilumina la imaginación de la sobrevivencia. Es el más crudo ámbito de enseñanza en la universidad de la vida. 

Es la herramienta del control, del sojuzgamiento colectivo y del límite a nuestras libertades. Fin de tentaciones frustradas de cortos caminos para realizar los sueños. Muchos atraviesan sus puertas, aprenden, sufren y cambian, o son quebrados y no logran sobrevivir las lágrimas de sus huesos rotos. Otros sobreviven sin otra esperanza que ver el tiempo que se diluye. Todos aprenden de sus oscuras paredes. Aunque no estemos tras las rejas, todos sabemos de ellas, conocemos su impronta y sentimos el temor. Incluso no sólo por ellas, sino por los habitantes de ese mundo fantasma se esconden la arbitrariedad y el dolor. Sabemos la soledad que ellas implican y del desgarramiento que nos crean. Detrás de ellas hay otras vidas, otras muertes y otras desesperan. 

Los desgarramientos y la ruptura de los lazos están presentes siempre a la vuelta de la esquina en nuestras vidas contemporáneas. La ruptura de nuestras seguridades es cotidiana. Por la tentación del “más”, por la huida del “menos”, por la diversidad de caminos que se nos abren diariamente, por una búsqueda insaciable de nuevas fronteras para conocer y arriesgarnos en este mundo líquido que nos rodea. Por la casualidad inexplicable de la vida en sociedad.

Pero también siempre buscamos lugares donde encerrarnos para vivir, soñando las huidas como paraísos. El desgarramiento es también el tiempo que cambia nuestros entornos y geografías. Que nos trae también la muerte y las distancias que producen la propia cotidianidad y las diferencias entre las personas. El tiempo nos separa por nuevos intereses y caminos, y la ampliación del mundo, nos aumenta las distancias entre todos. Nos cambia de cajas de referencia, nos separa de nuestros entornos primigenios que fueron los que nos dieron existencia y luego vemos borrosos desde las distancias. Las fronteras son también cárceles y espacios del castigo de los que están dentro y fuera.

 La línea de separación que producen esas rupturas, el tiempo de las distintas experiencias y los nuevos entornos de vida, más centradas algunas veces en vernos a nosotros mismos, nos permiten conocer lo profundo, en ver a los otros desde otra distancia y circunstancia, o en prepararnos para ser animales en la vida humana. Son tiempos del espacio de la reflexión y la oportunidad del cambio. ¿Será acaso necesario para poder pensar, analizar, llorar, estudiar y madurar, tener unas rejas a tras nuestro? ¿Es la oportunidad acaso de nuevas formas de encuentro con los otros? ¿De oportunidades de nuevas creencias de valores y de cambio?. ¿O es sólo el pasaje al infierno?.

 La cárcel como un espacio físico de 6 paredes es también un espacio intelectual que nos cierra, limita y diferencia, pero también de oportunidad para nuestro reencuentro y nuestra reconstrucción. Es una frontera que nos separa y desgarra de nuestros pasados y ventana también de oportunidades para construir nuevos caminos, mientras dormimos con el desgarramiento de la distancia.

1 Comentario

  1. es facil dejen de encarcelar gente. Prision domiciliaria es mas barato para el Estado. Dejen de torturar gente gratis. Solo los peligrosos deberían estar presos.

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