El maltrato infantil atenta contra la salud durante toda la vida

Seis de cada diez niños menores de cinco años sufren castigos corporales o violencia psicológica.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el maltrato infantil como cualquier tipo de abuso o negligencia que impacte a un menor de 18 años. Incluye cualquier tipo de maltrato físico o emocional, abuso sexual, desatención y explotación comercial o de cualquier otro tipo que perjudique la salud, el crecimiento o la dignidad del menor.

Se estima que seis de cada 10 niños menores de 5 años sufren regularmente castigos corporales o violencia psicológica perpetrados por sus progenitores o cuidadores. El maltrato infantil tiene muchas consecuencias, como problemas de salud física y mental que duran de por vida. Además, sus repercusiones sociales y laborales pueden ralentizar el desarrollo económico y social de un país a largo plazo.

Existen varios modelos de violencia hacia el infante, por ejemplo en Uruguay, uno de cada cinco niños y niñas es pobre. Si bien esto no es sinónimo de maltrato infantil por parte de su familia, sí corresponde a violencia estructural que sufren al verse privados de las condiciones materiales propicias para asegurarles un desarrollo adecuado. La falta de condiciones económicas fragiliza los contextos de crianza, debilita su acceso a la vivienda, a la alimentación, a la salud, a la educación y a la recreación de calidad.

Pero el abuso hacia los niños es un problema global con serias repercusiones que perduran toda la vida. A pesar de que recientemente se han llevado a cabo encuestas nacionales en diversos países de ingresos medios y bajos, todavía se encuentran escasos datos acerca de la situación en numerosos países. El maltrato infantil es un problema complejo y difícil de estudiar.

Frecuentemente, el abuso hacia los niños provoca graves repercusiones tanto a corto como a largo plazo, incluyendo lesiones (trauma craneoencefálico y discapacidades severas, particularmente en niños pequeños), trastornos postraumáticos, ansiedad, depresión e infecciones de transmisión sexual, incluyendo la infección por el VIH. Específicamente, las adolescentes pueden padecer otros problemas de salud, tales como alteraciones ginecológicas y embarazos no planeados.

El abuso hacia los niños puede disminuir su desempeño académico y cognitivo, y está íntimamente vinculado con el consumo excesivo de alcohol, drogas y tabaco. Estos son factores de riesgo significativos de enfermedades no contagiosas, como las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.

Existen factores de riesgo asociados al abuso infantil que son reconocidos, aunque no todos se encuentran en todos los entornos sociales y culturales. Para prevenir el maltrato infantil y actuar frente a él, se debe adoptar un planteamiento multisectorial.

Cuanto antes se intervenga de este modo en la vida del niño, mayores serán los beneficios para él, por ejemplo, en términos de desarrollo cognitivo, aptitudes sociales y de comportamiento, y nivel educativo; y para la sociedad, como reducciones de la delincuencia y la criminalidad. Por lo que evitar estos sucesos trae mejoras integrales para las comunidades.

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