El último deseo de Mujica: descansar junto a Manuela, bajo el árbol de su chacra

Manuela, la perra de tres patas que lo acompañó por más de dos décadas, en su vida pública y privada.

Mucho antes de enfrentar la enfermedad que terminó con su vida, el expresidente José Mujica ya había definido con claridad su deseo para el descanso final: quería ser cremado y enterrado en su chacra, bajo el mismo árbol donde reposan los restos de Manuela, su inseparable perra.

“En mi último viaje me tienen que prender fuego y enterrarme por acá, nada de pamento”, dijo en una entrevista, señalando el sequoia que crece en su campo de Rincón del Cerro. Fue allí donde en 2018 enterró a Manuela, la perra de tres patas que lo acompañó por más de dos décadas, en su vida pública y privada.

Mujica murió el martes 13 de mayo, a los 89 años, tras convivir durante meses con un cáncer esofágico que hizo metástasis en el hígado. Falleció en su hogar, como había expresado que deseaba, rodeado de sus afectos y lejos del ruido político.

El árbol, el campo y Manuela fueron parte de su identidad, tanto como su austeridad y sus convicciones. En vida, ya había dejado claro que quería que su despedida fuese sencilla y fiel a ese estilo.

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