El colombiano Hugo Zapata, escultor, arquitecto y artista plástico colombiano, falleció a los 80 años. Su obra se centraba en la escultura abstracta orgánica, y se distinguió por el uso de piedras y rocas, elementos naturales que Zapata trabajó y transformó en obras de arte. A lo largo de su carrera, siempre consideró que las piedras “le decían cosas” mientras las trabajaba.
Además de su práctica artística, Zapata fue uno de los fundadores de la Escuela de Artes de la Universidad Nacional en Medellín, donde introdujo nuevas metodologías que fomentaban el pensamiento crítico en los estudiantes. Su enfoque educativo se basaba en la idea de que el arte no solo se trata de técnicas, sino de una forma de pensar y ver el mundo, visión que influyó en varias generaciones de artistas.
Zapata fue parte de la “generación bisagra” de los años 70 en Medellín, un grupo de artistas que rompió con las formas tradicionales del arte en la región. Junto a otros como Félix Ángel y Marta Elena Vélez, fue pionero de una nueva era para el arte colombiano. Este cambio no solo afectó la forma de crear, sino también la forma de entender el arte como un proceso de reflexión.
A lo largo de su carrera, participó en numerosas exposiciones en países como Brasil, México y Estados Unidos. Su participación en la Bienal de São Paulo en 1996, donde representó a Colombia con la obra “Espejos de agua,” marcó un hito importante en su trayectoria. También fue uno de los artistas fundadores del Museo de Arte Moderno de Medellín, un espacio que sigue promoviendo su legado.