¿ La dictadora de la información ?

Acaba de salir un libro del filósofo coreano, Byug-Chun Han, llamado “Infocracia. La  digitalización y la crisis de la democracia” (TAURUS, 2022), que analiza las implicancias de las tecnologías de la información digital en las sociedades democráticas, y cómo ellas transforman sus formas de funcionamiento. Con una vasta obra, este ensayista y filósofo coreano residenciado en Alemania, constituye un punto de referencia de algunas de los pensamientos críticos a la sociedad digital. Se posiciona como un antidigital en lo comunicacional. El libro se ubica  en una línea de la literatura crítica a las implicancias de la sociedad digital, aportando  nuevas miradas de la evolución de las relaciones entre las tecnologías de comunicación y la vida social. Al tiempo, plantea una superación de los paradigmas tradicionales de la comunicación como un mecanismo de vigilancia que impregnaron parte de la mirada de algunos autores, fundamentalmente Habermas, pero mantiene una línea crítica al rol de los sistemas de comunicación. Para este filósofo,  la actual sociedad de la información es al tiempo la sociedad de la transparencia, siendo ambos conceptos – transparencia e información- iguales, pero al mismo tiempo plantea que no hay una dominación transparente pero que en el “régimen neoliberal de la información, la dominación se presenta como libertad y comunicación”. 

Sostiene que la “data”- que define como dataismo en otro trabajo- caracteriza a nuestra sociedad, y que impulsa un  esfuerzo sistemático hacia el conocimiento total, implica también un rasgo totalitario. Considera que el régimen de información aisla a las personas. Se acaba el hombre-masa para pasar al perfil del hombre-individuo, del dato aislado. En este contexto se sobre información “la democracia está derivando en infocracia”. Byug-Chun analiza someramente la evolución de las tecnologías de comunicación y concluye que antes el soporte de las democracias fue el libro que impulsó la ilustración y el mundo de la razón. Luego con los medios de comunicación de masas, irrumpió una telecracia o mediocracia como eje de la democracia. Sería lo que Vargas Llosa ha llamado la “sociedad del espectáculo” en su propio libro con ese título. Según Byug-Chun, los medios de masas construyen  un escenario de “relatos” y en el centro de esa ágora está la televisión. La gente paso a estar entretenida y se conformaron como adictos a esos espectáculos narrativos que impulsaban los medios de masas.  Con el actual régimen de la información digital, las personas dejan de ser pasivas en relación a la información, y además de consumirla, pasan a poder producir información indistintamente.  Según el autor, con la lógica biunívoca deja de existir un centro de la comunicación y se ingresa en la proliferación y confusión de mensajes e información por parte de una amplia pluralidad de actores. Todos hablan y escuchan, y se produce un cortoplacismo de mensajes que deteriora la democracia, sostiene. En esta nueva sociedad, el eje lo conforman los algoritmos informáticos, más complejos, diferenciados e individualizados, que permiten identificar demandas y clientes y canalizar mensajes pertinentes. Esta dinámica de segmentación impulsada por los datos y los algoritmos, que es el centro de la “infocracia” basada en datos inacabables, según su apreciación,  deteriora la democracia que supone autonomía y la existencia de miradas colectivas. Ahora, los públicos se fragmentan y cada uno recibe los contenidos que reafirman su propia mirada y deseos, reafirmando una limitada mirada social. Estos cambios son resultado de la reducción de los costos de comunicación. Ahora, todos se comunican y reciben información con costos ínfimos y decrecientes. La información se transforma en un arma rápida, barata y descentralizada, y lo visual supera el impacto del texto, siendo más rápido su consumo y menos profundo su análisis.

Sostiene el autor, que la comunicación en las redes basadas en estos algoritmos, nos suministran la información que quieren como resultado de sus análisis de nuestros consumos. Ello hace un escenario informativo que no es libre ni democrático. Pero además, se envían y reciben mensajes que reafirman nuestros propios conceptos previos, creándose un “bucle de ego”, que anula la vida colectiva y reafirma visiones estrechas. En tal sentido, considera que los algoritmos sustituyen a los argumentos, y que al tiempo si bien nos pueden llevan a tomar decisiones más inteligentes, esta razón técnica comienza a sustituir a la razón política de miradas más sociales y con diversas miradas. Byug-Chun Han,  sostiene además, que el conocimiento total torna obsoleta la libertad de los individuos. Ello, dado que en este caso, lo único que contaría sería un intercambio racional de información que si bien da mayores beneficios colectivos, obvia otras miradas menos mercantiles, políticas o sociales disidentes o diferenciadas. 

Finalmente en el último capítulo del libro titulado “la crisis de la verdad”, sostiene que la “infocracia” anula la verdad, al impulsar redes de “fake news”. La sociedad de la información permite que se creen nuevas realidades ficticias. Sostiene que aunque estamos bien informados, a la vez estamos desorientados porque los datos anulan los relatos que son quienes estructuran y ordenan las verdades.   El relato se opone al dato en su enfoque. Incluso el relato se opone a la información al concebir que se está ante el fin de los grandes relatos como parte de la posmodernidad. Su mirada concibe que la “infocracia”, más allá de su volumen impresionante de información y de sus algoritmos y transparencias, pueden prescindir de la verdad. Ello se funda en que el derecho a hablar no es lo mismo que el derecho a decir la verdad. Decir la verdad es un acto de “parecia” refiere. Pero ésta degenera en el derecho de decir cualquier cosa a todo el mundo. Su mirada es que falta entonces filosofía, que ve como una forma de decir la verdad. De hecho sostiene que la “infocracia” es el tiempo de la no verdad, de una nueva etapa ya que  “la época de la verdad ha terminado”. La verdad sostiene, se pierde en el ruido de la información, y se desintegra en el polvo digital.

Esta mirada crítica sobre la sociedad de la información no implica un regreso a formas de comunicación menos plurales. Personalmente tiendo a ver que cuanta más información la capacidad de selección y de elección democrática es mayor. Menos información y conocimiento, menos datos, es someterse a narrativas limitadas, a escasa capacidad de análisis y comparación. Volver a un escenario de los medios como los únicos oradores de la polis, es limitar la democracia, o es concebir visiones de que sólo pueden hablar los que saben. La democracia es siempre el gobierno de todos, y no existe una democracia si todos votan, pero no todos tienen derecho a decir sus verdades o sus mentiras.  Pero entre esta bruma de información es cada vez más difícil saber la verdad.

Eco. Claudio Rama

Dr. ED; Dr. DER; Post. Dr

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