La economía de la Inteligencia Artificial

La Inteligencia Artificial (AI) es la máquina-herramienta que ya está impulsando un nuevo ciclo económico y de disrupción digital, por constituir una innovación del tipo de "creación destructiva" shumpetereana.

Ella no es sólo una nueva forma de programación informática o de software y algoritmos, sino que es parte integral de un amplio ecosistema marcado por sus interacciones con Bases de datos y sensores, con una enorme capacidad de comunicación a través de rápidas redes inalámbricas 5G y de fibra óptica submarina junto a procesadores potentes articulados por la mecatrónica a Internet de las cosas.

Todo este sistema integral es lo permite que la IA se constituya en el iceberg de un mecanismo más eficiente de incorporación de conocimientos y datos en los procesos de trabajo en red y con ello facilitar superiores de eficiencia en todas las actividades.

Pero además, en tanto impulsa el incremento de la densidad tecnológica de los procesos de trabajo, promoverá una nueva articulación hombre-máquina y con ello tanto dinámicas de sustitución y cambio de la mano de obra, como una diferenciada exigencia de formación y de competencias laborales en el mundo del trabajo. Tendrá un impacto tal como en la historia lo han significado otras innovaciones rupturistas como la electricidad, la cadena de montaje o la computadora.

Gracias a estas configuraciones, la IA impactará en todas las dimensiones, pero su mayor incidencia es en lo económico al reducir los costos y mejorar los niveles de la producción. Ello permite que se conforme como una palanca que reconfigurará casi todos los sectores y áreas de la sociedad, y sea un motor de impulso a un salto en la productividad.

El eje central de la disrupción de la IA refiere a incorporar conocimiento actualizado y en forma permanente, y con ello aportar mayor certidumbre a los procesos de trabajo, al tiempo que contribuir a reducir los tiempos de trabajo, las ineficiencias de mano de obra o las pérdidas en la utilización de los insumos. Al agregarse información y reducir las incertidumbres y los riesgos, también disminuyen los costos relativos y aumenta la productividad.

Este tipo de impacto estructural no es una novedad. Todas las grandes disrupciones rupturistas en la historia han incidido sobre las estructuras de costos e insumos, facilitando nuevas etapas de crecimiento.

El pasaje de la manufactura a la gran industria con la cadena de montaje permitió la mecanización y la sustitución de obreros-artesanos, reduciendo costos laborales en su tiempo. También el computador personal y los software de la revolución digital, al aportar mayor capacidad de procesamiento redujeron el costo de hacer cálculos. También los buscadores de Google bajaron los costos de búsqueda de información.

Como máquina predictiva y de investigación, la IA, al agregar tanto nueva información y perspectivas, reduce la incertidumbre de las actividades económicas, y con ella la producción y la demanda, tendrán menores niveles de incertidumbre, y con ello mayor eficiencia y menos costos.

Al dar mejor precisión en la identificación de las cantidades demandadas viabiliza una producción casi a pedido. El riesgo, como incertidumbre impone un costo elevado, que sólo la información permite minimizar.

La información tiene siempre como función reducir la incertidumbre y la IA reducirá riesgos de diagnósticos, respuestas o previsiones, aumentando las oportunidades de inversiones, y maximizando utilidades. Ello no será puntual, sino permanente y automático, en tanto produce información en dinámicas de interacción continuas con personas, sensores o bases de datos.

Al producir información más fiable, incidirá en menores riesgos en todos los negocios permitiendo decisiones más precisas. En un mundo global de creciente incertidumbre por la proliferación de actores y cambios, contribuirá a minimizar dichos riesgos, gracias a una capacidad anticipatoria de los problemas.

Ella supera ampliamente a las técnicas de regresión, los análisis en base a escenarios prospectivos o los modelos econométricos que dan respuestas limitadas. Prever con mayor probabilidad de acierto y menos margen de error, y con bajos costos relativos al ser sistemas automatizados, facilitará determinar niveles de consumo, problemas de logística, acciones de consumidores o las infinitas decisiones de las personas en la vida social y laboral, haciendo más eficiente el funcionamiento de los mercados.

La IA constituye una tecnología que logra un abaratamiento relativo del costo de la información y un aumento de su calidad, precisión, pertinencia y fiabilidad, y con ello menor riesgo de error en todas las actividades. Algo simple, pero que moverá la economía global.

1 Comentario

  1. Lamentable no se le ocurra ni una sola vez que la IA debe ser un medio para abatir las necesidades, no para crear otras. Todo se reduce a mejores negocios, nuevos productos y mayor productividad, para beneficio de quienes la manejan. La frialdad del analista es como una anticipación de un futuro sin pasión.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.