La tiroides es una glándula pequeña en forma de mariposa ubicada al frente del cuello. Produce hormonas que controlan la forma en que el cuerpo utiliza la energía. Estas hormonas afectan a casi todos los órganos del cuerpo y controlan muchas de sus funciones más importantes. Por ejemplo, afectan la respiración, el ritmo cardíaco, el peso, la digestión y el estado de ánimo.
En todo el mundo, aproximadamente el 10% de la población sufre algún tipo de patología tiroidea, y el 60% de ellos no lo saben. La mayoría de los trastornos de la tiroides se presentan principalmente en mujeres, y son más frecuentes en el grupo de edad entre 40 y 50 años. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 750 millones de personas en el mundo padecen alguna afección relacionada.
Esta enfermedad puede causar que se produzcan demasiadas o muy pocas hormonas, como el hipotiroidismo y el hipertiroidismo; ambas pueden presentar diversos desafíos para la medicina y los pacientes, aun así existen tratamientos efectivos para manejarlos. Entre los síntomas del hipotiroidismo están la fatiga, ganancia de peso, depresión, problemas de concentración, estreñimiento, piel seca y frío.
Para el hipertiroidismo, se podría decir que los síntomas son inversos: pérdida de peso, aumento de la frecuencia cardíaca, nerviosismo, insomnio, sudoración, temblores, ojos saltones. Estos síntomas, por lo general, pueden variar de una persona a otra. Debido a eso, el diagnóstico del hipotiroidismo no se basa solo en los síntomas, sino en los resultados de los análisis de sangre.
Células madre contra el hipotiroidismo
Los avances en el tratamiento de la tiroides incluyen tanto métodos convencionales como innovadores. El tratamiento del hipotiroidismo se basa en la terapia de reemplazo hormonal con levotiroxina, mientras que el hipertiroidismo puede tratarse con medicamentos antitiroideos, terapia con yodo radiactivo o cirugía.
El uso de probióticos podría mejorar las funciones intestinales y ayudar a restaurar las actividades saludables de la glándula tiroides. Para mejorar los resultados, estos tratamientos tradicionales suelen combinarse con nuevos tratamientos modernos como la terapia con células madre. Esta ofrece varias ventajas sobre los métodos de tratamiento tradicionales para la enfermedad.
Esta terapia, que ya se realiza en muchas partes del mundo, reduce la inflamación, ya que posee propiedades antiinflamatorias naturales que atacan la inflamación autoinmune que afecta la tiroides. Por otro lado, modula la respuesta inmunológica, ayudando a recalibrar un sistema inmunológico hiperactivo, reduciendo potencialmente futuros ataques al tejido tiroideo. Finalmente, promueve la reparación del tejido tiroideo, al fomentar la regeneración celular, y contribuye a reparar las dañadas. Esta innovación también aporta a otro factor, como reducir la dependencia de los medicamentos.