La presión arterial hace referencia a la fuerza aplicada a las paredes arteriales mientras el corazón bombea sangre a todo el organismo. El término hipertensión se emplea para referirse a la presión arterial elevada. Si la presión arterial no se trata, puede desencadenar numerosas afecciones médicas, incluyendo problemas cardíacos.
La hipertensión arterial (HTA) es una de las principales causas de muerte prematura en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a más del 30% de la población mundial adulta (uno de cada cuatro hombres, una de cada cinco mujeres) y es el principal factor de riesgo para padecer enfermedades cardiovasculares (enfermedad coronaria, infarto agudo de miocardio, insuficiencia cardíaca), ataques cerebrovasculares, enfermedad renal crónica y demencia.
Se estima que a finales de este año, a nivel mundial, habrá más de 1,560 millones de personas con HTA, según la guía práctica de tratamiento farmacológico de hipertensión arterial. Mientras tanto, el Ministerio de Salud Pública asegura que en Uruguay la prevalencia en adultos es del 36.6%, y se estima que el 58% de las personas mayores hipertensas no están diagnosticadas.
En muchas ocasiones las personas con hipertensión no notan los síntomas y es posible que no sepan que existe un problema. Los síntomas pueden incluir dolores de cabeza matutinos, hemorragias nasales, ritmos cardíacos irregulares, cambios en la visión y zumbidos en los oídos. Las formas más graves pueden presentar fatiga, náuseas, vómitos, confusión, ansiedad, dolor de pecho y temblores musculares.
Si no se trata, la hipertensión puede causar dolor de pecho persistente (también llamado angina), ataques cardíacos, insuficiencia cardíaca y latidos cardíacos irregulares, que pueden provocar una muerte súbita. Es por ello que la medición de la presión arterial es, quizás, el procedimiento que se realiza con más frecuencia en la medicina clínica y, aunque parezca sencilla de hacer a primera vista, si se hace erróneamente, puede afectar las decisiones clínicas en hasta el 45% de los casos.
La medición de la presión arterial es un procedimiento simple y seguro que permite determinar la fuerza con la que la sangre empuja contra las paredes de las arterias. Se realiza con un tensiómetro, que consiste en un brazalete que se infla alrededor del brazo y un indicador que registra la presión. La medición se expresa en dos números, la presión sistólica (cuando el corazón late) y la presión diastólica (entre latidos). Una presión arterial normal es menor de 120/80 mm Hg, mientras que una presión arterial alta (hipertensión) se considera 140/90 mm Hg o más.
Es por ello que es de vital importancia capacitar a los trabajadores de la salud que miden la presión arterial, y mejorar la técnica de medición. Estos son elementos claves de un programa exitoso para el control de la hipertensión.