Un entorno de trabajo seguro y saludable es un principio y un derecho fundamental para las personas o trabajadores. Este importante apartado del bienestar humano ha visto significativos avances en materia de seguridad y salud laboral; aun así, los accidentes y enfermedades relacionados con el trabajo siguen produciéndose con demasiada frecuencia, con efectos devastadores para los trabajadores, las empresas, comunidades y economías enteras.
Por ejemplo, según el Banco de Seguros del Estado (BSE), en Uruguay se registran alrededor de 40.000 accidentes laborales por año y cada 10 días fallece un trabajador en el ejercicio de su tarea. Así mismo, en muchos países, más de la mitad de los trabajadores carecen de protección social y no existen mecanismos de aplicación de las normas sobre salud y seguridad ocupacionales.
Los riesgos para la salud en el lugar de trabajo, incluidos el calor, el ruido, el polvo, los productos químicos peligrosos, las máquinas inseguras, el estrés psicosocial, provocan enfermedades ocupacionales y los problemas sanitarios; pueden agravar otros problemas de salud. De igual forma, las condiciones de empleo, la ocupación y la posición en la jerarquía del lugar de trabajo también afectan a la salud mental.
Las personas que trabajan bajo presión o en condiciones de empleo precarias son propensas a fumar más, realizar menos actividad física y tener una dieta poco saludable. Las investigaciones han demostrado que las iniciativas en el lugar de trabajo pueden contribuir a reducir el absentismo por enfermedad en un 27% y los costos de atención sanitaria para las empresas en un 26%.
Según la OMS, las orientaciones estratégicas para mejorar la cobertura sanitaria de los trabajadores pasan por un sistema integral que involucre las pequeñas empresas y el sector no estructurado en una mezcla entre la prevención y condiciones óptimas de infraestructura.