El tabaco es un producto que se obtiene de las hojas de una planta herbácea llamada Nicotiana tabacum, tabaco, petén o como la conocen algunos, hierba santa. En la actualidad es uno de los productos con más impacto nocivo para la salud con evidencia científica.
El principal componente del tabaco es la nicotina, un alcaloide que se encuentra en sus hojas, aunque en proporciones muy variables. Esta sustancia es muy adictiva y además tiene efectos muy perjudiciales para la salud. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido al tabaco como “la principal causa de muerte evitable en el mundo”. Porque de hecho afecta gravemente al corazón, al hígado, a los pulmones y a otros órganos. Y en altas dosis puede ser letal de forma casi inmediata.
El tabaco se consume generalmente en cigarrillos que se encienden con fuego y es el humo que produce lo que se inhala. Aunque también existe, por ejemplo, el tabaco de mascar. Sus efectos dependen de la persona, de lo acostumbrada que esté al tabaco, de la forma de consumirlo, el momento y otros factores.
La nicotina es una droga estimulante y, como tal, activa los circuitos de recompensa del cerebro, los cuales buscan el refuerzo de esta sensación, es decir, buscan la repetición. Se libera adrenalina, la cual estimula el cuerpo y provoca un aumento inmediato de la presión sanguínea, la respiración y el ritmo cardiaco. También se ha observado que el tabaco puede producir fatiga a los pocos minutos, dolor de cabeza y tos.
Consumir tabaco afecta de forma negativa a todos los órganos de nuestro cuerpo. En la actualidad, millones de personas mueren cada año como consecuencia de esta droga y muchas de ellas padecen numerosas enfermedades relacionadas con su consumo.
En la actualidad está demostrado que fumar tabaco o cigarrillos está causando la muerte de uno de cada 10 adultos en todo el mundo. Ante este impacto negativo, las políticas y promociones mundiales en su contra han aumentado considerablemente, pero aun así no parece ser suficiente.
En Uruguay, según el Ministerio de Salud Pública (MSP), 18 personas mueren por día por el consumo de tabaco. Además, resalta el enorme costo económico, social, familiar, laboral, ambiental y de previsión social. Para hacer frente a esta realidad, en el país existe la Ley antitabaco, que regula y restringe el consumo, venta y publicidad de productos hechos con tabaco.
Aun así, los esfuerzos no parecen ser suficientes; desde la Sociedad Uruguaya de Tabacología afirman que la nación tiene adecuada normativa, pero falta prohibir los saborizantes y mejorar la fiscalización, haciendo énfasis en el tema de los “vaporizadores”, que es la nueva tendencia.
En el país hay varias clínicas públicas y privadas para dejar de fumar. La primera en el sector público es la Unidad de Tabaquismo del Hospital de Clínicas, un servicio interdisciplinario que brinda asistencia profesional para ayudar a dejar de fumar, que funciona desde 1988. Pueden ir usuarios de ASSE de forma gratuita y de mutualistas, pagan un arancel extra. Algunas personas van por voluntad propia y otras son derivadas por profesionales de la salud; el tratamiento dura entre 6 y 8 sesiones promedio.