Una buena digestión implica que el organismo procesa eficientemente los alimentos, obteniendo nutrientes y eliminando desechos. Para lograrlo, es importante mantener una dieta balanceada rica en fibra, beber suficiente agua, realizar actividad física y reducir el estrés.
En este punto es donde entra en juego la salud digestiva, que se encarga del bienestar de todo el sistema digestivo. Cuando tenemos buena digestión de los alimentos y el tránsito intestinal es óptimo, existe una microbiota equilibrada y las defensas son adecuadas, podemos decir que gozamos de una buena salud del aparato digestivo.
Un mal funcionamiento digestivo puede provocar complicaciones serias para el organismo, ya que suele manifestarse de diversas formas, desde molestias leves como hinchazón y gases hasta condiciones más graves como el síndrome del intestino irritable o la enfermedad de Crohn.
Es importante explicar que dentro de nuestro sistema digestivo se encuentra la microbiota intestinal, flora bacteriana o flora intestinal, que es el nombre que recibe el conjunto de microorganismos que viven en el intestino. La microbiota intestinal está formada por un mínimo de 1.000 bacterias diferentes, pesa casi dos kilos y comprende 3.3 millones de genes, 150 más que el genoma humano.
Los expertos han denominado a la microbiota intestinal como un nuevo órgano, ya que sus funciones son rigurosamente necesarias para mantener la salud del sistema digestivo. Además, los especialistas resaltan que se debe estar atento a las señales que puedan ser síntomas de una mala salud digestiva como: exceso de gases, estreñimiento, náusea y vómito, dolor, entre otros.
Por otro lado, existen muchas recomendaciones que aseguran mejorar la salud en esa zona. El principal factor a cuidar es la alimentación; los nutricionistas resaltan la importancia de no olvidar agregar a tu dieta comida como cereales integrales, legumbres, frutas y verduras. Son ricos en fibra, pueden facilitar la regularidad intestinal y cuidar tu microbioma intestinal. Lo más importante de todo es no olvidar beber suficiente agua al día (entre 1,5 y 2 litros al día).
Así mismo, es esencial cuidar el estilo de vida que llevamos, haciendo ejercicio de forma regular, durmiendo bien y reduciendo el estrés, que puede ser origen de muchas molestias digestivas como dolores abdominales, náuseas, flatulencia o exceso de gases.
No seguir las recomendaciones que conduzcan a una salud óptima de la zona intestinal puede traer consecuencias irreversibles, ya que cualquier problema de salud que ocurre en el aparato digestivo puede pasar de leve a grave en muy corto tiempo. Algunos problemas comunes incluyen acidez gástrica, cáncer, síndrome del intestino irritable e intolerancia a la lactosa.
Es importante asistir a las consultas médicas con regularidad o al momento de sentir molestias. Los exámenes para los problemas digestivos pueden abarcar colonoscopia, endoscopia de vías digestivas altas, endoscopia con cápsula, colangiopancreatografía retrógrada endoscópica y ultrasonido endoscópico.
Muchos procedimientos quirúrgicos se llevan a cabo en el aparato digestivo. Estos incluyen intervenciones realizadas usando endoscopia, laparoscopia y cirugía abierta. Se pueden realizar trasplantes de órganos en el hígado, el páncreas y el intestino delgado cuando sea necesario.