UTU: la reforma silenciosa de la educación terciaria en el Uruguay

Una de las grandes reformas de la educación superior en el Uruguay lo constituye la irrupción y el crecimiento de la UTU como nuevo oferente en el sistema de educación con su oferta terciaria. Ha sido ésta una transformación continua que se ha mantenido en los diversos gobiernos y de distinto sello político. A inicios de los años 2000, y a casi 60 años de haberse renombrado con el ostentoso nombre de Universidad Técnica del Uruguay (UTU), el actual Consejo de Educción Técnico Profesional (CETP), comenzó a responder a una creciente demanda de las empresas y las personas de acceder a formación técnica de nivel superior. 

De casi o en el 2000, y con un crecimiento interanual de 9,3% en forma casi continua por 22 años de 9,3%, para el año 2022 la matrícula de educación terciaria de la UTU alcanzó a 15.162 estudiantes, 8318 en Montevideo (55%) y 6842 en el interior. Canelones aportó 1201 estudiantes, el 8% del total nacional. Ello fue un enorme salto del 38% respecto al año anterior del 2021 mostrando el impacto de la postpandemia en la demanda educativa. La actual matrícula se divide en 10294 estudiantes de Cursos Técnicos Terciarios (68% del total), 1563 de Tecnólogos (10,3%) y 3189 (21%) de Ingenieros tecnológicos. Esta matrícula terciaria cambio también al CETP-UTU ya que representa el 15% de su oferta total, donde el 33% es en el nivel básico y 49% en el nivel secundario.  

El crecimiento de los primeros años fue el basamento de la propuesta del Presidente Mujica de transformar a la UTU en una Universidad independientemente con autonomía de la ANEP, y refería a la existencia de una fuerte demanda de formación técnica y tecnológica terciaria, tanto en Montevideo como en el interior, acorde a cambios técnicos en el aparato productivo con mayores demandas de formación superior, al propio desarrollo de los bachilleratos tecnológicos creados bajo la Reforma de Rama, así como por la oportunidad dado la amplia descentralización histórica de sedes del CETP- UTU en todo el territorio. La iniciativa derivó finalmente en la creación de la Universidad Tecnológica para el interior con la ruptura del monopolio público universitario de la UDELAR, y aunque con ella se pretendió limitar el crecimiento de la UTU, e incluso se quiso trasladar algunas de las ofertas de la UTU a la UTEC, la realidad muestra la existencia de dos dinámicas diferenciadas que son las que sostienen a ambas instituciones. Mientras que la UTEC se focalizó en la oferta universitaria y de posgrado, la UTU mantuvo su modelo de oferta técnica terciaria, sobre la base de la diferenciación y especialización de las instituciones educativas, la diferenciación de los cambios disciplinarios y formativos, y diversos mercados de trabajo. 

En esta enorme transformación cuantitativa, destacó también el impulso a un cambio cualitativa de la oferta. Ello se atendió en el 2016 cuando se aprobó un nuevo Reglamento de Educación Terciaria de la UTU por resolución 2266 que respondía además a preocupaciones históricas reales sobre los niveles de la formación de la UTU. Este constituye el marco referencial actual del aseguramiento interno de la calidad que por suerte se ha mantenido relativamente. El objetivo del nuevo modelo académico remitía al reconocimiento de una formación relativamente empírica de sus docentes, una baja articulación a las empresas con limitada pertinencia a los cambios tecnológicos. El reglamento constituyó el eje de la transformación académica de la oferta terciaria de la UTU. Estableció la concepción y el objetivo de la generación del conocimiento por medio de la investigación y la vinculación con el medio a través de la práctica, reafirmando el modelo tradicional no academicista. Estableció que todas las opciones académicas tenían que tener salidas, reconocimientos y continuidad en niveles superiores, así como flexibilidad curricular tanto horizontal como vertical con libertad de decisión por parte de los estudiantes y un sistema de créditos con clases de 60 minutos. Con ello, la formación técnica es de 4 semestres, se puede continuar con dos semestres y alcanzar a ser tecnólogo, y con otros dos semestres se puede ser ingeniero tecnológico. Se estableció que las carreras terciarias podían ser presencial, semipresencial o a distancia, y que el tiempo de aulas debía ser diverso entre talleres, asignaturas, proyectos, visitas, etc, así como una carga horaria a distancia, comisiones asesoras de las carreras y coordinadores. Todo ello ha contribuido a mejorar la calidad y a facilitar la expansión de su cobertura, de la mayor y silenciosa transformación de la educación superior del Uruguay. 

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