En 30 años, 112.000 personas se verán afectadas por el Alzheimer en Uruguay

Hasta el año 2020 se calculó que unas 50.000 personas padecen la enfermedad en nuestro país.

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa crónica que afecta principalmente a las funciones cognitivas, como la memoria, el pensamiento y la conducta. Se caracteriza por la muerte de las células nerviosas y a la atrofia cerebral progresiva.

Si bien esta enfermedad generalmente afecta más a las personas mayores, después de los 65 años, puede comenzar antes en algunos casos. Las mujeres tienden a tener un mayor riesgo que los hombres a padecer Alzheimer precoz.

El Alzheimer no es una parte normal del envejecimiento y puede afectar a personas de todas las edades, en un 5 o 6% de los casos. Un diagnóstico temprano puede permitir un tratamiento más efectivo y la implementación de estrategias para ralentizar la progresión de la enfermedad y mejorar la calidad de vida.

Según un informe de la Organización Mundial De la Salud (OMS) las personas que viven con demencia está aumentando. La OMS calcula que más de 55 millones de personas (el 8,1% de las mujeres y el 5,4% de los hombres mayores de 65 años) viven con demencia, 10,3 millones en la Región de las Américas. Se calcula que esta cifra aumentará a 78 millones para 2030 y a 139 millones para 2050.

En Uruguay, hasta el año 2020; se calculó que unas 50.000 personas padecen Alzheimer y se estima que esa cifra ascenderá a 112.000 en 30 años. Por lo que el panorama a futuro no es alentador en cuanto a esta enfermedad.

Por ello, detectar la enfermedad en sus etapas tempranas puede ser un solución pero a su vez es complicado, ya que los síntomas iniciales pueden confundirse con problemas de memoria relacionados con el envejecimiento u otros trastornos cognitivos. Por eso, resulta importante el rol del entorno para prestar atención a algunas señales de advertencia comunes que podrían indicar la enfermedad.

Algunos de los síntomas son: pérdida de memoria en cosas diarias, dificultades para realizar tareas habituales que solían hacerse fácilmente, desorientación en relación con el tiempo (no saber qué día es, perderse en el tiempo) o lugar (no reconocer lugares familiares o perderse en entornos conocidos), dificultad con la utilización del lenguaje para seguir o participar en conversaciones, encontrar las palabras adecuadas para expresar pensamientos o entender el lenguaje escrito.

Experimentar dificultad para percibir distancias, determinar el color o contrastar objetos, también pueden aparecer problemas para leer, cambios repentinos en el estado de ánimo o personalidad, y cambios bruscos de humor.

Ante la presencia de algunos de estos síntomas la mejor recomendación es asistir a un especialista. Siempre es importante consultar a un médico para una evaluación adecuada y un diagnóstico preciso.

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