La crisis universitaria (II) Escasa flexibilidad e ineficiencias

La pandemia iniciada en el 2020 y su dinámica posterior, implicaron un cambio radical en la educación superior en el Uruguay, en tanto impuso el violento e inmediato pasaje desde una modalidad de enseñanza exclusivamente presencial a una enseñanza modalidad virtual. Mientras que en todos los países de la región existían relativamente ofertas no presenciales a la vez, en el país, la única modalidad existente era la presencial. El cambio fue impulsado por Decreto del Poder Ejecutivo que dispuso la emergencia sanitaria permitiendo a la educación regulada por primera vez tener la libertad de ofrecer educación virtual. También en el sector público, las instituciones autónomas impusieron un cambio de sus políticas y pasaron a ofrecer sus cursos bajo un formato virtual. La pandemia se inició en los primeros meses del año 2020, con cambios rápidos de modalidad, pero que no impactaron inmediatamente en nuevas demandas ya que los estudiantes habían realizado sus inscripciones en sus diversas carreras sino en el año 2021. La rápida respuesta de las instituciones fue resultado de su libertad de acción y fue descentralizada, manteniendo los mismos calendarios escolares pero ahora mediante un formato sincrónico de clases virtuales de los profesores desde sus viviendas a los estudiantes en sus hogares. La mediación no fue de las instituciones en forma dominante sino que se apalancó exclusivamente en las redes digitales que canalizaron en forma virtual los tradicionales cursos catedráticos, en tanto que los cursos prácticos se aplazaron. Las intermediaciones físicas educativas pasaron a ser ZOOM, Teams de Microsoft y Meet de Google, a la vez apoyadas en plataformas asincrónicas tipo Moodle. Este pasaje a un formato 100% virtual, se produjo sólo en la educación superior a escala mundial con similares procesos, problemas y características. En Uruguay tuvo una alta intensidad por la alta conectividad de los hogares, la focalización de la educación superior en sectores medios y altos con mayores equipamientos y recursos y la alta penetración incluso de los celulares. Incluso se entregaron laptop a estudiantes de bajos recursos. De una oferta histórica presencial, se pasó en el 2020 y 2021 a una dinámica educativa virtual 100% de cursos sincrónicos y componentes asincrónicos. Durante el primer año no hubo impacto en la demanda, pero al año siguiente, miles de estudiantes volvieron a las aulas incrementando altamente la cobertura y el egreso como se observa en el cuadro siguiente.  

Mientras que la matrícula estudiantil sólo creció 21.7% durante 8 años entre 2012 y 2020, con un crecimiento de 2,5% anual, con la pandemia y la virtualidad, el crecimiento de la matrícula en el 2021 alcanzó al 12,8%, o sea cinco veces más que el promedio anual de esos últimos 8 años. La tasa de cobertura que había crecido 18% en esos 8 años, o sea un 2% de incremento anual, con la pandemia y la virtualidad del 100%, tuvo un incremento de la cobertura del 14%, o sea 7 veces más. La eficiencia de la modalidad virtual no se limitó al ingreso de estudiantes, sino que impactó también en el egreso, sea en la terminación o titulación. El egreso de la educación superior en los 8 años previos y bajo la modalidad educativa presencial, fue apenas de 3,4%, al pasar de 12.270 a 12.685 personas graduadas por año, o sea menos del 0,5% interanual. Sin embargo, al flexibilizarse las condiciones y permitir formas virtuales no presenciales, el egreso en el 2021 respecto al 2022, creció en 33.8%. En un año el egreso terciario creció 10 veces más que en los 8 años previos. Creció 68 veces respecto al crecimiento promedio de esos años. Muchos estudiantes no tenían posibilidad de poder terminar sus estudios bajo un formato presencial probablemente por sus trabajos, y si pudieron cumplir sus objetivos de graduarse con una educación virtual. El cambio de esta dimensión muestra claramente la alta conveniencia y eficiencia de la educación virtual para las personas, en términos de indicadores de estudio y de egreso. Los números son claros: alta eficiencia (nivel de graduados) y acceso (estudiantes y tasa de cobertura) bajo una modalidad virtual de enseñanza. Solución: La política pública debe imponer la libertad educativa.    

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