Un observador de China

La experiencia del cubano Wilson Barroso Díaz.

Wilson Barroso Díaz es de La Habana, en Cuba, y antes de venir a China era profesor de español e historia en una escuela. No conocía casi nada de China y decidió estudiar el idioma chino. Más adelante, se matriculó en el Instituto Confucio. Allá en Cuba estudió unos cuatro años y lleva en China ocho años estudiando también.

Barroso está estudiando su doctorado en diplomacia y relaciones internacionales en la Universidad Renmin de China, y su campo de estudio está relacionado con los países de América Latina. Los años que ha pasado en China le han permitido apreciar cómo el país se va incluyendo y participando cada vez más en el sistema internacional. “China es un país que ha intentado no solo modernizarse, sino también participar en la cooperación y modernizar su participación en la arena internacional”, manifiesta a China Hoy.

Para él, China es un país bastante abierto a conversar lo relacionado con el área de los derechos humanos, y es bastante activo en la realización de eventos internacionales de alto nivel; por ejemplo, los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing 2022. Barroso tuvo la oportunidad de estar en la inauguración y clausura de los Juegos, así como en la inauguración de los Juegos Paralímpicos. Barroso piensa que no todo el mundo ha tenido la oportunidad de poder participar y ver en vivo cómo los chinos se fueron organizando para darles la bienvenida a los deportistas extranjeros. Los preparativos para los Juegos Olímpicos de Invierno fueron muy impresionantes y dieron la idea de que China es un país que está muy decidido a participar y a cooperar con todo lo que se realiza a nivel internacional.

China es un país de grandes magnitudes, con una gran expansión económica en su desarrollo. En los últimos años, ciertamente ha ocurrido un cambio muy grande en las políticas de preservación del medio ambiente en China. “China ha tomado mucha conciencia con respecto al tema de que el ser humano viva con la naturaleza, haya un desarrollo en armonía y de que todos se respeten, porque todo forma parte de un mismo ecosistema”, señala. “Desde que llegué a China en 2015, los cielos, por ejemplo de Beijing, se han vuelto cada vez más azules”, añade.

De hecho, son muy pocas las veces en las que se percibe algún nivel de contaminación. Esperemos que en los próximos dos o tres años, ya Beijing deje de ser conocida como una ciudad en la que hay contaminación, puesto que hay otros lugares donde también se contamina. Al tratar la relación entre China y América Latina, Barroso cree que existe la voluntad de ambas partes de elevar a un nuevo nivel las relaciones diplomáticas, políticas, económicas y comerciales.

“Muestra de ello es la participación de muchos países de América Latina en la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Esperamos que otros países se sumen, no solo para establecer relaciones diplomáticas con China, sino también para participar en la Franja y la Ruta, que es una oportunidad muy buena de estrechar lazos económicos y de entenderse mutuamente”, sostiene Barroso. 

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