Jurassic World: El Renacer

La franquicia revive con nuevos rostros, criaturas mutantes y una mirada crítica a la ciencia.

La prehistoria vuelve a encontrar su lugar en el presente con Jurassic World: El Renacer, la más reciente entrega de la icónica saga jurásica que ha fascinado a generaciones desde 1993. Lejos de ser una simple continuación, esta nueva película marca un antes y un después, no solo por su renovado elenco y criaturas inéditas, sino también por la profundidad temática que propone.

Con fecha de estreno global programada para el 2 de julio y una premier mundial ya celebrada en París, El Renacer abre las puertas a una nueva trilogía bajo la dirección de Gareth Edwards (Rogue One, The Creator). La apuesta es clara: ofrecer un relato visualmente impactante, narrativamente maduro y emocionalmente inquietante.

Cinco años después de los eventos de Dominion, el mundo ha cambiado. Los dinosaurios ya no pasean libremente por las ciudades: han sido confinados a zonas ecuatoriales y entornos extremos, donde la humanidad cree tenerlos bajo control. Pero como es costumbre en esta franquicia, la ilusión de control es solo eso.

En esta entrega, una poderosa farmacéutica encarga una misión de alto riesgo: obtener ADN original de tres especies legendarias (T-Rex, Mosasaurus y Quetzalcoatlus) para crear un tratamiento que, según afirman, podría revolucionar la medicina. Pero, como siempre, los intereses reales van mucho más allá.

El equipo protagonista, compuesto por expertos, militares y científicos, se interna en una isla plagada de peligros, entre ellos, criaturas genéticamente modificadas que superan todo lo conocido. Lo inesperado llega cuando una familia civil naufraga en el mismo lugar, revelando una trama paralela que combina el drama humano con el terror ecológico.

El elenco apuesta por la diversidad de talentos. Scarlett Johansson lidera como Zora Bennett, una exagente con pasado oscuro y habilidades letales. La acompañan Mahershala Ali, como un estratega de campo ético pero pragmático; Jonathan Bailey, en el rol de un paleontólogo idealista; y Manuel García-Rulfo, como un padre atrapado en medio de una crisis científica y familiar.

La dirección de Edwards logra que ningún personaje quede como mero adorno. Todos cumplen un rol importante en el desarrollo de una historia que combina suspenso, acción y preguntas incómodas sobre el futuro de la biotecnología.

Uno de los grandes atractivos de El Renacer son sus nuevas criaturas. A los clásicos como el T-Rex y los velocirraptores, se suman híbridos resultado de experimentos genéticos fallidos: monstruos que no siguen reglas biológicas conocidas, como el Distortius rex, una criatura que adapta su camuflaje según el entorno, o el Mutadon, un depredador nocturno creado en secreto por laboratorios abandonados del antiguo parque.

Los efectos especiales, esta vez más prácticos y menos digitales, ofrecen un espectáculo visual más creíble. La fotografía, firmada por John Mathieson, explora la naturaleza como algo tan bello como letal, y la banda sonora de Alexandre Desplat acompaña con tensión y matices clásicos.

Lo más interesante de esta nueva etapa es que la película no se limita al entretenimiento. Jurassic World: El Renacer lanza preguntas sobre el uso de la ciencia como herramienta de poder, la manipulación genética, y el costo humano de los avances sin control. En un contexto donde la inteligencia artificial, la edición de ADN y las farmacéuticas están en el centro del debate, esta entrega conecta con preocupaciones actuales de forma directa.

Todo apunta a que El Renacer será solo el comienzo. El productor Frank Marshall confirmó que esta película es la primera de una nueva trilogía, con historias independientes pero conectadas por un mismo eje ético y temático.

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